No sabemos lo que tenemos, hasta que lo necesitamos. ¡Bendita Fama Pekes!
Cucuuu!!!, chuchy!!!, ajjjooo!!!, tesoro!!!, miles de ruidos más y expresiones cariñosas de amor, combinadas con millones de caras en las cuales siempre mantengo una sonrisa peligrosa para mi mandíbula... mientras no pierdo detalle de esa carita, que cuando no aguanto más, una fuerza sobrehumana me obliga a tener que besarla y decir: ¡que te cómo!, por no pegarle un mordisquito.
Quién me diría a mí hace dos años que volvería a ser como un niño, sin haber crecido nunca tanto.
Mi amorcete Marina y yo, hace ya siete meses recibimos el regalo de una preciosa niña. A nuestros 29 años hoy en día, esto parece presentarse como una hazaña para muchos jóvenes. Un tabú generacional causado por acontecimientos que no dejan florecer este instinto vital, sino que se evita por una mayor estabilidad o que ni si quiera se piensa en ello.
Esos jóvenes que viven en el extranjero lejos de sus padres y suegros, de los cuales recibes un apoyo esencial e incondicional… aquellos que no encuentran estabilidad laboral, aun habiéndose roto los cuernos día tras día para completar sus estudios… o aquellos que están ahorrando para poder, dentro de unos años empezar a pensar en buscar un hogar para independizarse con su pareja… héroes cada uno en su ámbito.
Yo me siento mega-súper-híper-ultra afortunado, ya que no sé qué delineante alineó para mí tanto los astros como para haber podido darle la bienvenida a esta nueva etapa de mi vida.
Formo parte de la familia FAMA desde hace ya 3 años, en mis principios se hablaba de un virus entre nosotros que convertía en papas o en mamas a muchos de nosotros, de hecho, si miramos estadísticas seguro que estamos por encima de la media de natalidad de muchas empresas.
Ahora me doy cuenta que este virus se llama Fama Pekes, a parte de la estabilidad que nos ofrece nuestra empresa. Fama Pekes es nuestra guardería, la cual nos permite trabajar, en mi caso a 34 pasos, en el caso de mi pareja a 40 pasos (contados) de nuestro retoño.
Os podéis imaginar que tranquilidad y que fácil todo… además de saber que tu hija, ya empieza a socializar y crecer en todos los sentidos en compañía de otros niños hijos de compañeros. Bajo la tutela de 4 profesionales de la enseñanza infantil que practican el inglés con ella, que juegan, ríen, comen, duermen, se bañan en verano, hacen fiestas temáticas y demás actividades en unas instalaciones diseñadas y estudiadas por la propia empresa para hacer esta labor de la mejor manera posible con los pekes y con el servicio de ludoteca por la tarde para los no tan peques.
La verdad es que algunas veces cuando subimos al aseo que está justo encima de la guardería y coincide que están jugando en el patio, nos permitimos 1 minutillo para quedarnos con la nariz pegada al cristal del ventanal , embobados y mirando a los reyes/reinas de nuestras casas pasándoselo pipa. Esto nos supone un chute de energía mejor que cualquier terapia laboral. Energía que nos hace volver a nuestros puestos de trabajo motivados, ilusionados y nos ayuda a poner todo nuestro amor y saber hacer a la hora de fabricar nuestros sofás, los cuales disfrutarán todos los Famalovers del mundo en sus hogares, con lo más valioso de sus vidas...
Quién me diría a mí hace dos años que volvería a ser como un niño, sin haber crecido nunca tanto.
Mi amorcete Marina y yo, hace ya siete meses recibimos el regalo de una preciosa niña. A nuestros 29 años hoy en día, esto parece presentarse como una hazaña para muchos jóvenes. Un tabú generacional causado por acontecimientos que no dejan florecer este instinto vital, sino que se evita por una mayor estabilidad o que ni si quiera se piensa en ello.
Esos jóvenes que viven en el extranjero lejos de sus padres y suegros, de los cuales recibes un apoyo esencial e incondicional… aquellos que no encuentran estabilidad laboral, aun habiéndose roto los cuernos día tras día para completar sus estudios… o aquellos que están ahorrando para poder, dentro de unos años empezar a pensar en buscar un hogar para independizarse con su pareja… héroes cada uno en su ámbito.
Yo me siento mega-súper-híper-ultra afortunado, ya que no sé qué delineante alineó para mí tanto los astros como para haber podido darle la bienvenida a esta nueva etapa de mi vida.
Formo parte de la familia FAMA desde hace ya 3 años, en mis principios se hablaba de un virus entre nosotros que convertía en papas o en mamas a muchos de nosotros, de hecho, si miramos estadísticas seguro que estamos por encima de la media de natalidad de muchas empresas.
Ahora me doy cuenta que este virus se llama Fama Pekes, a parte de la estabilidad que nos ofrece nuestra empresa. Fama Pekes es nuestra guardería, la cual nos permite trabajar, en mi caso a 34 pasos, en el caso de mi pareja a 40 pasos (contados) de nuestro retoño.
Os podéis imaginar que tranquilidad y que fácil todo… además de saber que tu hija, ya empieza a socializar y crecer en todos los sentidos en compañía de otros niños hijos de compañeros. Bajo la tutela de 4 profesionales de la enseñanza infantil que practican el inglés con ella, que juegan, ríen, comen, duermen, se bañan en verano, hacen fiestas temáticas y demás actividades en unas instalaciones diseñadas y estudiadas por la propia empresa para hacer esta labor de la mejor manera posible con los pekes y con el servicio de ludoteca por la tarde para los no tan peques.
La verdad es que algunas veces cuando subimos al aseo que está justo encima de la guardería y coincide que están jugando en el patio, nos permitimos 1 minutillo para quedarnos con la nariz pegada al cristal del ventanal , embobados y mirando a los reyes/reinas de nuestras casas pasándoselo pipa. Esto nos supone un chute de energía mejor que cualquier terapia laboral. Energía que nos hace volver a nuestros puestos de trabajo motivados, ilusionados y nos ayuda a poner todo nuestro amor y saber hacer a la hora de fabricar nuestros sofás, los cuales disfrutarán todos los Famalovers del mundo en sus hogares, con lo más valioso de sus vidas...
Nathalie
10 de mayo 2019
Esthertxu
12 de mayo 2019
Fama
20 de mayo 2019
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